Casas rurales
RUTA A LOS VALLES DE BELSUÉ Y NOCITO. EL SALTO DE ROLDÁN.

Esta estirada población está compuesta por una decena de viviendas, aunque tan sólo una de ellas está ocupada de forma permanente. La iglesia parroquial se alza en lo alto y está dedicada a San Martín de Tours; es un espléndido ejemplar del Románico Lombardo (s.XI). fue reformada interiormente pero conserva pinturas murales románico-góticas. Muy cerca se encuentra Santa María de Belsué, aldea hoy despoblada de propiedad privada. Posee un interesante templo parroquial, que a pesar de no tener cubierta está declarado Monumento Histórico-Artístico (s.XI). Seguidamente nos toparemos con Lúsera, lugar enclavado en una escarpada y acantilado montaña, a la que se accede a pié. En este lugar deshabitado todavía se observan restos de la herrería, de grandes casonas con hornos de pan, cocinas, pasos abovedados en sus calles y un espacio abierto con un pozo comunal, además de curiosas construcciones de agua desde los pozos familiares a las cuadras.

Nocito es el último pueblo de esta zona. Su conjunto urbano se encuentra dividido en dos barrios: el de San Juan con tres viviendas y el tempo parroquial dedicado a San Juan. A través de un puente medieval que cruza el río Guatizalema llegamos al barrio de San Pedro donde se encuentra la ermita de santa Marina.

Ya de regreso podemos ver el Salto de Roldán, compuesto por dos peñas San Miguel y Men, separadas por el río Flumen. Es un paraje evocador donde se alzan los restos arqueológicos del castillo Tan Wa Man. Se puede acceder a ellos a través de unas clavijas que veremos en la roca.




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